Para sorpresa de nadie, el PSG se ha proclamado de nuevo campeón de la liga francesa. Pero los parisinos sucumbieron ante sus rivales de liga tanto en la categoría de número de aficionados en las gradas como en la de llenado del estadio.

Los parisinos reinan en el campo y los olímpicos, en las gradas

Seis jornadas antes del final de la Ligue 1 el PSG se aseguró una vez más el título. La hegemonía del equipo parisino en la última década sólo había sido rota en dos ocasiones: por el AS Mónaco en 2016/17 y por el Lille cuatro años después. Pero en la lucha por el mayor número de espectadores, los Rouge-et-Bleu no tienen ninguna posibilidad, al menos hasta que hagan realidad el sueño de un estadio con 90.000 localidades.

Y es que el Olympique de Marsella, que jugaba en el Vélodrome, fue animado por una media de 63.683 aficionados. El Olympique Lyonnais estuvo acompañado en el Groupama Stadium por unos 50.621 fans. Mientras tanto, el aforo del Parque de los Príncipes, donde juegan los parisinos, alcanza los 48.583 asientos en la configuración de fútbol, y casi el mismo número de aficionados - 47.676 - acudieron a los partidos del equipo de la capital, lo que le sitúa en el 3er puesto de la clasificación.

© Olympique de Marseille | El Vélodrome lleva años siendo el líder de asistencia en Francia.

Pero a pesar de llenar el estadio en un 98,1%, el PSG también se encontró con un rival más fuerte en esta categoría, o más bien con un público aún más fiel. Los aficionados del RC Lens llenaron el 99,2% de los asientos del Stade Bollaert-Delelis. Los asientos libres también fueron una rareza en el Stade de la Meinau (96,2%) debido a su obra, al igual que en el Stade Francis-Le Blé (95,1%) y el Vélodrome (94,5%).

El caso contrario es el del AS Mónaco, que juega ante la menor audiencia. Al Stade Louis II acudieron una media de 9.360 personas esta temporada, lo que supone apenas la mitad de la capacidad del estadio. Sin embargo, si se mira desde otra perspectiva, se trata de una cifra absolutamente récord, ya que el club reunía en las gradas a ¼ de la población de su país, el Principado de Mónaco.