El Real Betis ha ultimado su plan para trasladarse a La Cartuja una vez finalizada la modernización de ese recinto, con el propósito de iniciar las obras en el nuevo Benito Villamarín. La idea es que el día después de que termine la temporada actual, comenzarán las obras en la grada Preferencia.

El Betis ha desarrollado un plan completo

La demolición marcará el inicio oficial de las obras, que durarán dos temporadas, con el regreso de los verdiblancos a su renovado estadio en 2027. De hecho, en marzo comenzará el traslado de las oficinas y departamentos administrativos del club a La Cartuja. El club también planea crear una fan zone alrededor del estadio temporal, con el objetivo de escalonar las llegadas y salidas de los hinchas para evitar problemas de tráfico. El Betis también considera un reto la falta de restaurantes e instalaciones recreativas cerca del estadio actual.

© Rafael de la-Hoz, Gensler

“No es el Bernabéu”

Entre los muchos desafíos que plantea un proyecto tan importante como la renovación del Benito Villamarín, destacan las quejas de los vecinos de los barrios colindantes. Las autoridades del Betis defienden sus planes, subrayando que el estadio estará operativo todo el año, pero no será ni un centro comercial ni un recinto permanente para conciertos. No es el Bernabéu, afirmó Ramón Alarcón en una rueda de prensa. El club no tiene intención de invertir en un campo retráctil, como el del estadio del Real Madrid, al considerarlo una inversión poco rentable.

© Rafael de la-Hoz, Gensler

¿Una mudanza temporal como oportunidad de ingresos?

La directiva del Betis cree que trasladarse a La Cartuja podría aumentar los beneficios económicos, ya que el recinto, construido para el Mundial de Atletismo de 1999, ofrece mayores posibilidades financieras. En concreto, el Betis dispondrá de 70.000 asientos, entre ellos 4.000 butacas premium, más del triple que en el Benito Villamarín, lo que debería traducirse en mayores ingresos por la venta de entradas.