El proyecto para transformar el Stadio Flaminio en un recinto moderno para los aficionados de la Lazio enfrenta una creciente resistencia por parte de los residentes de Roma. Las críticas se centran en problemas de tráfico, aparcamiento y seguridad.

Problemas de tráfico y falta de aparcamiento

El Stadio Flaminio tiene una larga historia, que se remonta a principios del siglo XX. En sus primeros años, la zona estaba prácticamente deshabitada y la infraestructura vial era casi inexistente. Sin embargo, mucho ha cambiado desde entonces. Tal como destacan los folletos distribuidos entre los residentes, el tráfico en la zona del estadio se ha multiplicado por diez en comparación con la época en la que se construyó la instalación actual. Además, el espacio que antes podía utilizarse como aparcamiento ahora está edificado o destinado a otros usos, lo que complica aún más la situación.

Uno de los problemas más graves señalados por los opositores a la remodelación es la insuficiente infraestructura vial en torno al estadio. Los folletos analizan las posibilidades de transporte, comparándolas con la situación del Stadio Olimpico, donde la red vial y el sistema de aparcamiento están mucho más desarrollados. Actualmente, solo hay dos grandes áreas de aparcamiento en las inmediaciones del Stadio Flaminio: el espacio entre Via Dorando Pietri y Via dell'Auditorium, con capacidad para un máximo de 400 coches, y la zona sin urbanizar bajo la intersección de Viale Pilsudski y el viaducto de Corso di Francia, que puede albergar alrededor de 150 vehículos. Esto significa que, en total, hay menos de 600 plazas de aparcamiento disponibles, una cantidad muy insuficiente para un estadio que albergaría a 50.000 aficionados.

© Pietromassimo Pasqui

Preocupaciones de seguridad y comportamiento de los aficionados

Otro problema importante señalado por los residentes es la seguridad pública. Un portavoz del comité de protesta enfatiza que el ambiente de los aficionados de hoy en día es diferente al de las décadas pasadas. Los folletos incluyen advertencias sobre posibles enfrentamientos entre grupos de hinchas y disturbios en los días de partido. Los residentes temen que las calles del barrio, con aceras estrechas y su proximidad a comercios, hagan extremadamente difícil el control de las multitudes, lo que podría derivar en un aumento de tensiones y actos de vandalismo.

Especialmente preocupa la posibilidad de que se utilicen gases lacrimógenos y se produzcan intervenciones policiales drásticas en las inmediaciones de edificios residenciales y locales comerciales.

En contraste con el controvertido plan de la Lazio, algunos residentes apoyan el proyecto de Roma Nuoto, que propone utilizar el Stadio Flaminio para deportes menos invasivos como el waterpolo profesional, pádel, hockey y otras disciplinas que requieren instalaciones más pequeñas.

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