El que se considera el primer estadio internacional de fútbol del mundo podría desaparecer pronto del paisaje de Glasgow. El antiguo Hampden Park, en el sur de la ciudad y hoy sede de un club de bolos, se enfrenta a problemas financieros y amenaza de cierre.

La cuna del fútbol, en peligro

Si el club se disolviera, el terreno volvería a manos de Land Property Glasgow y podría destinarse a usos comerciales, como viviendas o aparcamientos. Para los aficionados locales sería un golpe enorme, porque aquí nació el fútbol moderno. Entre 1873 y 1883, el Queen’s Park FC jugó en este terreno, que acogió finales de la Copa de Escocia y los primeros partidos de la selección escocesa, incluido el histórico 5:1 contra Inglaterra en 1882.

En 2021, excavaciones arqueológicas confirmaron restos del antiguo estadio. En aquella época, los equipos escoceses jugaban en campos de cricket adaptados y Hampden Park fue el primero diseñado específicamente para fútbol. La historiadora Lindsay Hamilton, que organiza recorridos por las tres ubicaciones históricas del estadio, afirma que aquí se creó el modelo de los estadios modernos: gradas, baños, torniquetes y hasta abonos de temporada, entonces llamados membership books.

Bowling Club al borde del cierre

Tras la mudanza del Queen’s Park en 1884, el terreno fue ocupado por Hampden Bowling Club, activo desde 1905. Pero la caída del número de socios, ahora solo unos 50, ha puesto al club en riesgo. La directiva convocará una asamblea extraordinaria y planea dimitir en febrero de 2026. Sin nuevo liderazgo, el club se disolverá y el terreno volverá al control municipal.

David Coutts, miembro de la junta, recuerda que aunque no hay arquitectura espectacular, el lugar tiene un valor histórico enorme: de este sencillo campo en Glasgow nació el deporte más popular del mundo. Añade que la corta duración del contrato de alquiler impide obtener financiación o subvenciones para su renovación.

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— ktleearowsmith (@ktleearowsmith) June 6, 2025

Esperanza en la comunidad local

El club confía en que la comunidad pueda hacerse cargo del espacio, transformándolo en un centro social: encuentros, eventos o proyecciones de cine. No quieren que Hampden siga el destino de otros clubes de bolos, convertidos en aparcamientos o edificios.

La magia sigue ahí

Para Hamilton, preservar el antiguo Hampden Park es más que mantener un espacio verde. Se puede sentir el espíritu de la época, asegura. Muchos lugares similares ya han desaparecido, pero en Glasgow aún se puede pisar la tierra donde nació el fútbol moderno. Si esto fuera Londres, Río o Buenos Aires, habría un museo aquí, concluye. Para ella, Hampden Park merece protección y reconocimiento cultural.