Adjarabet Arena – descripción del estadio

El terreno seleccionado como ubicación preferida para el nuevo estadio en Batumi era una zona desusada y postindustrial hace una década, con una edificación poco densa. Sin embargo, esta área de la ciudad estaba designada como una nueva zona de ocio. La calle sur Leonidze no solo se extendió hacia la playa del Mar Negro, sino que también se convirtió en una avenida representativa que termina con fuentes danzantes. En esta nueva realidad, con hoteles de gran altura planeados alrededor, se esperaba que el nuevo estadio se convirtiera en un importante hito. De hecho, es uno de los edificios más voluminosos de toda la ciudad. Se reservó un área de 87 000 m2 a lo largo de la calle Leonidze para el estadio.

Después de una investigación de mercado, las autoridades locales decidieron otorgar el proyecto a Bahadir Kul Architects, la renombrada oficina turca con más de 20 estadios entregados. La visión de BKA encarna lo que las autoridades buscaban, tomando inspiración de los magníficos bailes georgianos y, de manera más general, de la entusiasta y alegre actitud de la gente local. El estadio está revestido con 76 paneles superpuestos, cada uno inclinado y de diferentes alturas. Esta medida sencilla evoca movimiento, crea ritmo y se convierte en una declaración en sí misma.

El número de paneles de la fachada es exactamente igual al número de segmentos del techo, creando una grada uniforme y coherente. La estructura del techo consta de 3,500 toneladas de acero que descansan sobre la estructura primaria monolítica, mientras que todo el estadio está cubierto con PVC. Durante el día, el estadio se vuelve elegante y casi etéreo, mientras que por la noche brilla intensamente gracias a la iluminación incorporada en los bordes de cada panel de la fachada. Como Batumi es conocida por su brillante y colorida iluminación nocturna, este elemento es coherente con la estrategia local.

Dado que el estadio se encuentra a lo largo de la nueva avenida representativa, los arquitectos se aseguraron de que hubiera la menor cantidad posible de cercas perimetrales. Los peatones que caminan por Leonidze no enfrentan obstáculos, pueden tocar el propio estadio. Además, el lado este del estadio ofrece espacios comerciales en la planta baja, asegurándose de que el lugar no se convierta en un "espacio muerto" en días que no haya partidos. Además del estadio, el nuevo barrio también ofrece dos plazas a lo largo de Leonidze y espacios de estacionamiento para 1200 automóviles. La huella del estadio es exactamente de 30 660 m2.

La robusta fachada y el techo cerca de las gradas juegan un papel importante. Debido a que Batumi está entre el mar y las montañas, el clima local tiende a ser impredecible. Es por eso que el estadio ofrece protección contra el viento y la lluvia para todos los fanáticos. Y aunque también está previsto su uso para conciertos, no se consideró un techo retráctil. Después de todo, desde 2016 Batumi tiene un lugar para conciertos con techo corredizo (para 9000 personas), en el camino a Poti. El nuevo estadio solo se usaría ocasionalmente de esa manera.

Debido a que Georgia estuvo plagada durante años de una infraestructura futbolística deficiente, cumplir con los más altos estándares de la UEFA se convirtió en motivo de orgullo. El objetivo no era solo crear condiciones adecuadas para el desarrollo del Dinamo, sino también atraer al equipo nacional a la ciudad costera. Por lo tanto, se instaló iluminación de alta calidad, un sistema de sonido y un campo híbrido. El auditorio está dividido casi perfectamente en dos mitades: la grada inferior para 10 040 personas y la grada superior para 9995 personas. Los arquitectos también aseguraron que hasta 5000 asientos adicionales podrían instalarse con un esfuerzo limitado.

La construcción del estadio comenzó a principios de 2018 y se estimó que duraría 34 meses. Sin embargo, el proyecto estuvo casi completo varios meses antes de la fecha límite, lo que dejó mucho tiempo para realizar pruebas. La inauguración tuvo lugar en octubre de 2020 debido a la pandemia y a los esfuerzos para reprogramar eventos para que la gente pudiera asistir. Inicialmente se esperaba que costara 99 millones de laris georgianos, pero el proyecto finalmente consumió casi 144 millones ($44,4 millones / €36 millones al momento de la inauguración). En términos internacionales, todavía no es un precio elevado.