En 1976, Montreal quería impresionar al mundo. Lo que obtuvo fue una montaña de deudas, un coloso de hormigón y la mala fama de haber organizado unos de los Juegos Olímpicos peor gestionados de la historia. ¿Cómo se llegó a tal desastre?

Un estadio que debía inspirar. Unos Juegos que dejaron cicatrices

Iba a ser el símbolo de modernidad y orgullo nacional. Sin embargo, el Estadio Olímpico de Montreal pasó a la historia como uno de los mayores fracasos logísticos y financieros del deporte. El presupuesto inicial era de 134 millones de dólares canadienses, pero el costo final superó los 1.600 millones. Los habitantes de Quebec terminaron de pagarlo, 30 años tras su inauguración, en 2006. Estas cifras colocan al recinto canadiense entre los estadios más caros jamás construidos.

No sorprende que el estadio ganara el apodo irónico de The Big Owe – un juego de palabras entre Big O (su nombre oficial) y owe (deber dinero). Como escribió The Guardian, fue la peor resaca olímpica de la historia. El techo tenía goteras, la torre no estuvo lista a tiempo, y Montreal se quedó con un elefante blanco que siguió devorando millones durante décadas.

© Olivier Kerbidi

Corrupción, sabotaje, disfunción

En los despachos reinaba el caos. El ingeniero jefe del proyecto, Claude Phaneuf, habló abiertamente de corrupción organizada, sabotaje y robos como nunca antes había visto. El arquitecto Roger Taillibert en sus memorias describió la situación como una farsa, y reconoció que, sin el apoyo de uno de los líderes sindicales, los Juegos ni siquiera habrían podido celebrarse.

Hasta el día de hoy, el estadio no tiene un techo plenamente funcional. En 1999, una parte colapsó bajo el peso de la nieve. Las condiciones invernales siguen imposibilitando la realización de eventos durante buena parte del año. Varios expertos han advertido reiteradamente que la estructura está en malas condiciones y que ya no vale la pena mantenerla. Basta. Hay que volarlo al demonio, escribió un columnista del Montreal Gazette. Palabras duras, pero comprensibles dada la frustración.

© Guy Plante

El segundo estadio más caro del mundo

A valores actuales, el coste del Estadio Olímpico de Montreal asciende a 4.189 millones de dólares estadounidenses. Eso lo convierte en el segundo estadio más caro del mundo, más costoso incluso que el nuevo Santiago Bernabéu, el Emirates Stadium de Londres o el Allegiant Stadium de Las Vegas. La magnitud de la cifra es aún más impactante si se considera que el estadio estuvo inacabado durante años, no funcionaba en invierno y carecía de un inquilino principal durante la mayor parte de su existencia.

¿Te interesa saber qué otros estadios encabezan la lista de los más caros del mundo? Echa un vistazo al ranking completo de los 20 más costosos. Encontrarás no solo recintos famosos de Europa y Estados Unidos, sino también sorpresas en Asia y Oriente Medio, incluido el nuevo y espectacular Kai Tak Stadium.